La accesibilidad es un derecho recogido en el artículo 9 de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. La RAE define “accesible” como: que tiene acceso; de fácil acceso; de fácil comprensión.
Hay diferentes tipos de accesibilidad. Si pensamos en accesibilidad física, rápidamente nos viene a la cabeza las rampas de entrada a los edificios para evitar las escaleras, pero también puede serlo una puerta automática que permite que todas las personas puedan acceder sin necesidad de ejercer fuerza suficiente para abrirla. También existe la accesibilidad sensorial, que encontramos con mucha frecuencia en los semáforos, ya que emiten un pitido que indica que se puede cruzar, lo que facilita el acceso, especialmente, a las personas que tengan problemas en la visión; o en los subtítulos en las películas o series, facilitando la comprensión cuando existe un problema de audición.
Hoy vamos a centrarnos en otra forma de accesibilidad, que es la cognitiva, quizá menos conocida hoy en día, pero que, por suerte, va cobrando mucha importancia.
El CERMI define “accesibilidad cognitiva” como: “característica de los entornos, procesos, actividades, bienes, productos, servicios, objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos que permiten la fácil comprensión y la comunicación”. El diccionario fácil (proyecto impulsado por Plena Inclusión Madrid), lo define como “característica que tienen las cosas, los espacios o los textos que hace que los entiendan todas las personas”.
Como bien dice la definición, todo puede ser accesible. Por ejemplo, en un edificio, la señalización es muy importante, incluyendo carteles, colores y dibujos. Es recomendable que en cada puerta exista una descripción de lo que hay detrás (baños, cuarto de limpieza, sala de ordenadores, despacho del director…), incluso fotos de las personas que habitualmente están en esas salas. Las máquinas o dispositivos electrónicos, serán más fácil de comprender cuantos menos botones tengan y más información visual haya, como por ejemplo una plancha o una máquina de sacar el ticket del turno. También podemos observar accesibilidad en las páginas web que sean sencillas e intuitivas. Y a través de la lectura fácil, que consiste en redactar la información escrita siguiendo unas normas para que las personas con dificultades de comprensión lectora puedan entender lo que leen.
Desde Afannes, apostamos por la accesibilidad, para facilitar la comprensión a todas las personas, sin distinción de edad, características o capacidades. Pero no nos olvidemos que las personas también podemos ser accesibles, mostrándonos cercanas, amables, pacientes, con un habla tranquila y mostrando ideas claras.
Entre todos podemos conseguir un mundo más accesible, ¿te animas a contribuir?
*Imágenes sacadas de ARASAAC